lunes, 27 de abril de 2009

1984



25 años después de ambos.

viernes, 17 de abril de 2009

Arte y Cultura


"¿No puedes intentar ser plástico sin dar un rodeo por la cultura?"
(Handke. Ensayo sobre el cansancio)
La pregunta me da vueltas. No consigo ver a Cézanne con la capa (caspa) hermenéutica del XX velando la montaña. El de la boina es uno de los máximos representantes. En realidad, no hablan de lo que ha hecho y quería hacer Cézanne sino !maravillosa coincidencia! de lo que querían hacer ellos y al parecer ha hecho ya Cézanne. ¿Es esto inevitable? ¿Tiene que cargar el arte con las hipotecas del pensamiento?

domingo, 12 de abril de 2009

lunes, 6 de abril de 2009

viernes, 3 de abril de 2009

El corrector


Finalizada la lectura de El corrector, de Ricardo Menéndez Salmón. No me ha gustado. Explico las razones de mi disgusto sin hacer crítica literaria. Aunque es cierto que me ha chocado lo desigual del libro, el contraste de partes muy elaboradas con otras en las que aflora una ingenuidad de romanticismo cursi: “Recuerdo que me quedé ahí quieto, con la mano camino de ninguna parte, como un pájaro que no hallara una rama donde posarse, contando cada latido de mi todavía joven e impresionable corazón”. Y así varios párrafos.

En el fondo, lo que me desagrada es el tono de relato edificante y políticamente correcto, como el arranque y el final del telediario de la Cuatro, donde se mezclan homilías tremebundas sobre el mal en el mundo con el toque humano y de cercanía a lo cotidiano. Ahí va una muestra de latiguillos comunes a los hijos de Debord y Baudrillard:

“Hijos de una cultura del simulacro, donde cada copia asume satisfecha su condición de imagen palidecida, ya sólo parece que encontremos placer en la negación o en la náusea, en la ausencia de lo real o en su exaltación. Matarse de hambre o vomitar para volver a comer; pintar el cuadro blanco o pintar lo ya pintado por el puro estímulo de sabernos irónicos. Y en el fondo, siempre, ser intensa, ridículamente sofisticados, gente que mastica el vino como prueba de sabiduría”.

Tras la agitada superficie late en algunos monótonos especialistas en el “terror contemporáneo” una plácida quietud Biedermeier. Sólo así puede escribirse con la distancia apropiada del tedium vitae sobre la tragedia del 11-M. No hay una oposición entre literatura y vida como se aduce, sino la incapacidad de llegar a la “última corrección” del Bernhard que se cita al comienzo y al final, o, al menos, de introducir el “no” del corrector de la Historia del cerco de Lisboa, que no se cita.


lunes, 30 de marzo de 2009

El ocaso del artista







“Sin embargo, una vez más, la interminable provisión de mis fuerzas vitales me ayudaba a sacar provecho del nuevo día. Y en eso consiste, pues, el sentido de ser artista: en cubrir el absurdo de la existencia con el velo de nuestra creación, un fino velo que cubre el abismo de las fuerzas caóticas, que poco significan para nosotros en comparación con el mundo aparente en el que transcurre nuestra verdad, aunque esa verdad sea únicamente una ilusión tan etérea como el transcurso del tiempo”.
(Kubin. Autobiografía)

miércoles, 25 de marzo de 2009

Y a él...¿quién le ha protegido?


Niño desconocido. Fotografo Raghu Rai. Año, 1984

sábado, 21 de marzo de 2009

Dr. Manhattan


El alcance de la teoría se define por los límites del gusto. Lo que gusta o disgusta no puede caracterizarse como bueno o malo, pero sí hay un buen y mal gusto que, al menos, sirve de indicativo.


Todo esto viene a cuento del bodrio estético que es la película Watchmen: un giro de tuerca respecto a El caballero oscuro. El relamido look de superhombre bien dotado que encarna el Dr. Manhattan es una versión posmoderna del Leviatán de Hobbes. Ante el fracaso de unos héroes descerebrados en proteger la humanidad de sí misma, hace falta dar un paso más y esto tiene lugar con la figura sublime (no hay nada más sublime que el PODER decía Burke) del terror que mantiene cohesionados a los súbditos del planeta.

El mencionado doctor y sus antiguos compinches están como una cabra, pero ello no les impide propinarnos sesudas elucubraciones sobre a cuántos millones hace falta cargarse para que la cosa funcione. Y con estos mimbres el metraje se hace interminable y el producto abominable.
¿Va por ahí el debate sobre Bolonia?

Para mayores con reparos