jueves, 24 de enero de 2013

¿en qué quedamos?

"Uno encuentra normal en los antiguos filósofos que no solo se ocuparan de la Idea del Estado sino también del Estado mismo en que vivieron. Estos pensadores no fueron cosmopolitas abstractos sino auténticos patriotas. Ahora bien ¿ya no pueden ser los filósofos patriotas modernos? [...] Pero no hay que olvidar que la Praxis del filósofo es la Teoría" (Karl Rosenkranz, Bocetos de Königsberg, XLI-XLII)

1 comentario:

  1. La distinción entre teoría y praxis es otra de esas dualidades que venimos padeciendo desde casi siempre. Precisamente en filosofía resulta especialmente patética. En la 'bios theorikos' pitagórica (el supuesto origen de eso llamado 'teoría') la filosofía buscaba un cambio en el iniciado, recuperar el orden (harmonía) que la psyché había perdido al introducirse en un cuerpo, entendido éste como fuente del desorden que padece (una tumba). Remediar esto requería de algo más que quedarse estático mirando a las estrellas: realizar toda una serie de prácticas (teletai) y dedicarse al estudio (activo) de la música, las matemáticas y la astronomía. En ultima instancia un modelo de vida, una ética, si bien desde un trasfondo místico o mistérico (no entro en las pretensiones políticas de la escuela). Esta postura se encuentra alejada de la actitud pasiva, teórico-teorética contemplativa, que se le supone al filósofo, por muy atrás que pretenda sentarse en las gradas del certamen deportivo.
    En Platón la filosofía es una preparación para la muerte, pero precisamente por influencia pitagórica. Y el conocimiento 'teórico' del filósofo iba dirigido en buena medida al gobierno de la polis. Platón ("el Dualista") tampoco se quedaba quieto.
    ¿Por qué hacer dualidades donde no las hay? ¿Qué sentido tiene la mera teoría?

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