viernes, 30 de septiembre de 2011

clásicos, herederos y sanguijuelas

“No hay más que una manera de salvar al clásico: usando de él sin miramientos
para nuestra salvación –es decir, prescindiendo de su clasicismo, trayéndolo hacia
nosotros, contemporaneizándolo, inyectándole pulso nuevo con la sangre de
nuestras venas, cuyos ingredientes son nuestras pasiones… y nuestros problemas.
En vez de hacernos centenarios en el centenario, intentar la resurrección del
clásico resumergiéndolo en la existencia.”
(José Ortega y Gasset, Goethe-Dilthey)


He tenido la fortuna de conocer a los herederos de José Ortega y Gasset. Me sorprendió la grandeza de miras que hizo posible la conservación del legado de su padre y ediciones dignas del mismo. A ello se unió la generosidad para no entender la herencia como una clonación de funcionarios de la obra sino de recreadores de la misma. No siempre ocurre así: son de sobra conocidos los casos de avaricia en que esa tarea se hace casi imposible. A la generosidad de las transfusiones que revitalizan al clásico no debería corresponder la exigencia de las sanguijuelas que exprimen la recreación.

No soy un fan de AFM, por lo que no me acogeré ingenuamente a la supuesta excepcional novedad metodológica de la obra que justifique posibles desafueros de la misma. Pero sí un lector agradecido, que recuerda la venerable tradición del remake en literatura y medios audiovisuales, y sabe apreciar la exquisita sensibilidad con que AFM ha llevado a caso su trabajo. Es su mejor libro y una excelente obra literaria. Y da una cierta pena mirar retrospectivamente y constatar que, con semejantes cortapisas, obras de Godard no hubieran sido posibles.

A estas alturas y, dada la provisionalidad de las noticias, todavía no tengo claro si el litigio es por los derechos extra de recreador que deben pagarle a AFM o las humillaciones de peaje que debe sufrir él, todavía.

lunes, 26 de septiembre de 2011

nómadas

El cosmopolitismo del nómada y sus experiencias son posibles por su emergencia como nueva clase socioeconómica. Su movilidad es distinta de otras movilidades impuestas, como por ejemplo la inmigración. Es la otra cara de la vida móvil. Así Canclini anota: “El pensamiento posmoderno redefine a los sujetos como nómadas. Basado en la experiencia de migrantes, artistas y exiliados, y tomando poco en cuenta las estructuras económicas y socioculturales, los flujos de mensajes y bienes que hacen posible la experiencia nomádica, estos autores exaltan la desterritorialización y ven el debilitamiento de lazos de pertenencia nacionales o locales como una liberación (Deleuze, Guattari, Lyotard). En vez de las estructuras durables de sentimientos, la relocalización táctica de experiencias y conductas”.
Y concluye: “En pocos autores posmodernos se registran como parte de las transformaciones los dramas de los sujetos individuales, familiares, étnicos, para los cuales migrar genera más desarraigo que liberación, vulnerabilidad que riesgo, más soledad que enriquecimiento por multiplicación de pertenencias” [1].
[1]García Canclini, Néstor. Diferentes, desiguales, desconectados. Mapas de la interculturalidad. Gedisa,Barcelona, 2004, p.162 y 164.

domingo, 18 de septiembre de 2011

domingo, 11 de septiembre de 2011

vivir de descuentos





Una de la múltiples enseñanzas de Blade Runner es que el Dasein heideggeriano era un Nexus. No sabemos si 1,2,3,4,5 6,7,8 o 9, porque con los cut del director ya vamos perdiendo la cuenta. Efectivamente, él encarna la verdadera, en el sentido de auténtica, (eigentliche, para la jerga)experiencia del ser-para-la-muerte. Mientras a nivel óntico el ser humano la difiere siempre como un "todavía no" presente,remitiéndola al futuro,sumando años, la androide Bruna vive de descuentos, le quedan "cuatro años, tres meses, veintisiete días...",los segundos van cayendo como fina arena en la clepsidra de Rosa Montero; sintiendo cada día, sabiendo, que es la posibilidad última, porque es la última de las posibilidades.

La originalidad de Blade Runner radica en que la experiencia de la finitud se vive como angustia del espacio más que del tiempo.No así en la novela de Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?. Tampoco en la de Rosa Montero. Esto no es casual. La atmósfera Blade Runner es muy difícil de trasladar a una obra literaria con los soportes actuales. La película es una experiencia audiovisual de lo sublime tecnológico, es decir, de lo infinito. Por el contrario, en las novelas mencionadas lo es de la belleza. Y tampoco es casual que en ambas los personajes de las androides femeninas estén mucho más elaborados que los masculinos. Son tecnohumanas, pero "humanas, demasiado humanas". Por ello, Deckard siente en la novela de Dick dudas y vergüenza por su trabajo, atracción por las androides y acaba siendo redimido por Rosa Montero en la figura del policía Lizard. Ahora bien, como la estética es siempre política, no es lo mismo la opción por lo bello que por lo sublime. La verdadera imagen de portada de su novela no es la de osa, soledad, sino la de Bruna llorando con el joven policía que acaba de desarmar, solidaridad. En todo caso, se trataría de una imagen jánica.

Las líneas que nos han llegado de Blade Runner en la literatura española más reciente son las de ciencia, tecnología y soledad y ciencia, tecnología y sociedad. Comparten elementos comunes como son el tecnorromanticismo de la soledad y la nostalgia del amor en la distopía. En grados diferentes. Pues no es lo mismo, un ejemplo, el autoerotismo light de los mutantes nocilleros, tan autoficcionales ellos, que los furores uterinos que arrebatan con frecuencia a la supuestamente cold (no cool,es una viejuna)rep Bruna, sin que haya alienígena o humano que se le resista.Bromas aparte,las evidentes diferencias literarias se prestan a una reflexión más detenida. Esta novela, como la de Gopegui mencionada en este blog, significa la incursión en la temática de las nuevas tecnologías de una generación que, en principio, estaba al margen de ellas,y era reclamada, más bien, como seña de identidad por otra posterior. ¿Hay tanta diferencia? ¿Son incompatibles?

El que unos hayan mamado las nuevas tecnologías y otras recibido clases intensivas de ellas (con más provecho, todo hay que decirlo, que Zapatero con las de economía)deja su huella estilística. En la de Rosa Montero las simulaciones de informes del "Archivo Central de los Estados Unidos de la Tierra" son de una ingenuidad y desvalimiento en la materia que sonrojan, sin despertar ternura. Poco es creíble. Como tampoco el traslado de escenarios de Los Ángeles 2019 a un Madrid que, aunque postapocalíptico, no ha perdido del todo el casticismo chulapón. El contraste es todavía mayor después de haber leído a Javier Fernández, Vicente Luis Mora,Óscar Gual o Jorge Carrión, por poner algunos ejemplos. ¿Importa esto mucho?

Decía Sartre que el conservadurismo social va unido al progresismo en arte y literatura y, al revés, que el progresismo social es estilísticamente conservador. Aplicado a este caso, me parece que la generación que se reclama de las nuevas tecnologías en literatura y arte es conservadora socialmente y es discutible que sea innovadora estilísticamente. En todo caso, lo sería en la práctica, pero no en la teoría a la que se acoge. Por el contrario, la generación española de la transición y herederos, sigue manteniendo una preocupación ética y social en sus obras (no todos, hay quien lleva escribiendo la misma novela de autoficción durante treinta años),a veces con una peligrosa deriva a la moralina, y estilísticamente ha evolucionado poco. De hecho, a la novela morosa de Rosa Montero le sobran la mitad de las páginas. En medio está una potentísima generación de cultivadores de las tecnologías ciudadanas en los más variados dispositivos electrónicos, que no se siente identificada con ninguna de las dos generaciones mencionadas,distanciada por igual de los marcianos sociales o tecnológicos. Será estupendo cuando tenga tiempo para la creatividad, si deja de darle un rato al twitter.

Un académico se equivoca con frecuencia, un comercial casi nunca, por la cuenta que le tiene. Hoy día, ambas generaciones comparten sellos editoriales importantes, cobran adelantos y realizan sus promo como está mandado. Unos tienen que mantener todavía el rollo promocional de que somos muy (demasiado) innovadores, la crítica no nos entiende y valora adecuadamente (la de los suplementos culturales todavía no rendidos, pero codiciados)etc.,que ya solo finge apoyar en serio alguna revista de la familia participada por ellos. Los otros siguen teniendo su público de los buenos sentimientos, el desarrollo lineal de la acción y finales consensuados en la esperanza. Caben todos y es un placer leerlos. Hay motivos.De unos ha quedado constancia en este blog. De las otras novelas cabe saludar el esfuerzo y la capacidad, muy acorde con nuestro tiempo, de convertir las tecnologías en algo cotidiano. La rep Bruna se pasa el rato cavilando sobre dietas alimenticias, atuendo personal... que no sabíamos quitaran el sueño a los androides.

La novela de Rosa Montero es una apuesta decidida por la igualdad, la convivencia y el derecho a la diferencia. La omnipresente ausencia de Merlín-Pablo acentúa la sensación de vivir de descuentos, del dolor y el sufrimiento innecesarios en las memorias de la gente, de que la vida mata. Uno de los pasajes más logrados es cuando la rep hace un borrado manual de sus falsas memorias. Pero el vivir de descuentos también tiene rebajas sorprendentes en el precio de la vida, y la novela acierta a mostrar cómo hay que disfrutar también esos momentos en que la vida parece costar menos. ¿Ficción? Cierto, pero ni más ni menos que la otra.

viernes, 2 de septiembre de 2011

no tengo twitter (¿todavía?)

El título tienen menos de 140 caracteres. La explicación requiere algunos más. La provocación algunos menos. Me inclino en este caso por la última: empiezo a estar harto de la insistencia en dos temas, el compartir y el procomún. No es un exabrupto, aunque lo parezca, sino la manifestación de ese comprender emocional analizado por los neurocientíficos.

A diferencia de hace pocos años hay ahora,o al menos me lo parece,una verdadera indigencia de estudios teóricos de altura sobre las TIC.No ocurre así en biotecnologías. No lo compensan los gurús que se repiten como loros,siempre las mismas vaciedades, incapaces de atender a tantos compromisos.Lo que importa es comunicar, el qué, parece lo de menos.Son temibles, estos Peter Pan metidos a tertulianos digitales.

Mis hechos demuestran que soy un decidido partidario de compartir y el procomún, pero la despensa se está agotando. ¿No hay que producir y crear, primero, para compartir después? La famosa creación colectiva parece haber rendido menos que las granjas colectivas de la antigua Rusia.

Recolección sí, pero también agricultura. Y eso lleva tiempo,paciencia, menos ocurrencias, y dejar descansar un poco el dedito. Se imponen recortes digitales por la crisis de creatividad.