lunes, 30 de marzo de 2009

El ocaso del artista







“Sin embargo, una vez más, la interminable provisión de mis fuerzas vitales me ayudaba a sacar provecho del nuevo día. Y en eso consiste, pues, el sentido de ser artista: en cubrir el absurdo de la existencia con el velo de nuestra creación, un fino velo que cubre el abismo de las fuerzas caóticas, que poco significan para nosotros en comparación con el mundo aparente en el que transcurre nuestra verdad, aunque esa verdad sea únicamente una ilusión tan etérea como el transcurso del tiempo”.
(Kubin. Autobiografía)

miércoles, 25 de marzo de 2009

Y a él...¿quién le ha protegido?


Niño desconocido. Fotografo Raghu Rai. Año, 1984

sábado, 21 de marzo de 2009

Dr. Manhattan


El alcance de la teoría se define por los límites del gusto. Lo que gusta o disgusta no puede caracterizarse como bueno o malo, pero sí hay un buen y mal gusto que, al menos, sirve de indicativo.


Todo esto viene a cuento del bodrio estético que es la película Watchmen: un giro de tuerca respecto a El caballero oscuro. El relamido look de superhombre bien dotado que encarna el Dr. Manhattan es una versión posmoderna del Leviatán de Hobbes. Ante el fracaso de unos héroes descerebrados en proteger la humanidad de sí misma, hace falta dar un paso más y esto tiene lugar con la figura sublime (no hay nada más sublime que el PODER decía Burke) del terror que mantiene cohesionados a los súbditos del planeta.

El mencionado doctor y sus antiguos compinches están como una cabra, pero ello no les impide propinarnos sesudas elucubraciones sobre a cuántos millones hace falta cargarse para que la cosa funcione. Y con estos mimbres el metraje se hace interminable y el producto abominable.
¿Va por ahí el debate sobre Bolonia?

Para mayores con reparos

sábado, 14 de marzo de 2009

La huida como una de las bellas artes

Ha acabado el Master. Para el cruce entre las novelas y guiones de Handke y las road movies de Wenders nos hubiera venido bien esta cita que recupero ahora de Pero yo sólo vivo de los intersticios de Handke:
“¿Por qué no hay héroes de la huida? Todos dicen: tú te evades de la realidad. ¿No es la huida un arte?”.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Bolonia y la Filosofía

Me han pedido mis colegas filósofos algunas reflexiones sobre Bolonia y la Filosofía.Vaya por delante que, más allá del aprecio por algunas mejoras técnicas imprescindibles, tengo graves reservas sobre la filosofía del proceso, y coincido con los brillantes artículos que compañeros nuestros han publicado en la prensa. No me parece justa la descalificación de los mismos por la presunta resistencia a una renovación docente, a todas luces necesaria, máxime cuando ya muchos la estaban practicando, por su cuenta, y no siempre con los apoyos deseados. Tampoco estimo que la alternativa sea la creación de una “universidad virtual”: usar nuevas tecnologías no nos convierte en seres virtuales, terminología, dicho sea de paso, desfasada, más propia de los años noventa del siglo pasado. Quizá estos entusiastas comiencen a ver las cosas de otro modo cuando la universidad real deje de pagarles los sueldos, y remita sus airadas quejas a la universidad virtual. Posibilidad no tan remota al paso que vamos.

Dicho esto, la crítica filosófica debería contener también una autocrítica. Tengo mucha mejor opinión de la filosofía en la enseñanza secundaria que en la universidad. He sido testigo durante años de la labor abnegada de sus profesorado, y de las iniciativas con las que intentan motivar a sus alumnos. Con escasas excepciones, no ocurre lo mismo en la universidad. Se ha perdido la oportunidad de hacer planes de estudio verdaderamente nuevos, y de los máster recién implantados no llegan buenas vibraciones. En este sentido, creo que deberíamos ser un poco más honestos con la sociedad: reclamamos un trato de excelencia que no siempre nos merecemos. Entre otras cosas porque, a diferencia de lo que recomendaba Kant, quizá enseñemos filosofía, pero es incierto que enseñemos a filosofar.

martes, 3 de marzo de 2009

La tarde del lector


A veces una cita no es un lastre, sino el helio que permite volar al libro. Es lo que sucede con la cita de Goethe que aparece al final del libro: “…todo está ahí y yo no soy nada”. El libro, en este sentido, nace de un intento de “desyoizar”, de “encontrarse por fin fuera con las cosas….”. Lo curioso es que cuando uno sale fuera es cuando se queda solo, solo con las cosas, mientras que, al revés del tópico romántico, cuando está dentro, lleva todo el mundo consigo, lo saca como una tela de araña. El escritor no es escritor cuando está dentro escribiendo sobre lo que ocurre fuera, sino cuando está fuera escribiendo sobre lo que ocurre dentro.