sábado, 31 de mayo de 2008

Estética y Cine


La lectura de este libro me ha dejado desconcertado. ¿Merece la pena hacer un comentario para decir esto? Quizá sí, porque la crítica literaria no debería limitarse sólo a los libros que nos gustan o disgustan, que nos sentimos capaces de juzgar, sino también a los que no sabemos qué hacer con ellos. Esperábamos mucho por el título y luego…Tampoco es exactamente una decepción, si acaso de uno mismo.


Su tesis no puede ser más atractiva –al menos para mí- : Ha pasado el período “semiológico”, luego el “narratológico”, del cine, y estamos entrando en el período “estético”. Basta con repasar el índice del libro para ver que los elementos de la estética clásica y su taxonomía categorial están ahí: las referencias a Baumgarten y Kant, al gusto, lo bello y la modernidad, al arte, y sobre todo, a las diferentes teorías sobre el cine, especialmente francesas. Me ha conmovido especialmente un título: “¿Es la estética del cine una disciplina?". E intrigado: “El caso Godard: ¿autor o artista?”. El balanceo acaba mareando.


El desconcierto al que aludía no es fruto de una discrepancia con el autor. No le critico como autor sino que me descalifico como su lector. Sencillamente, debo reconocer que no entiendo lo que dice. Solamente algunas citas, cosas sueltas aquí y allá. Puedo describir mi experiencia de la lectura desde una perspectiva estética: me han dado a probar algo, reconozco los ingredientes, pero no sé a qué sabe, no sé lo que es. Intento ser más preciso: no veo lo que dice. Y aquí pasamos de un libro sobre estética al tema de la experiencia estética, subjetiva siempre, (¡qué le vamos a hacer si somos sujetos!) pero con vocación intersubjetiva, como mandan los clásicos.




Y es precisamente en una cita de los clásicos donde Chateau me da una cierta luz. Dice que Kant empleó la lógica para explicar una estética que precisamente se sustrae a la lógica. Éste es mi problema con el libro de Chateau, que emplea de hecho una estética entendida como teoría de un arte, mientras que lo que le apetecería hacer es lo que según él recomienda Antonioni: “la mejor manera de mirar un film es hacerlo de modo que se convierta en una experiencia personal”. Cierto, pero entonces, como me recomendaba Vicente Luis Mora, no nos liemos con los conceptos y empecemos con los ejemplos.

miércoles, 28 de mayo de 2008

La censura estética.

Probablemente esté equivocado, y todo sea fruto de una deformación profesional, pero últimamente veo a la Estética por todas partes. Incluso me atrevería decir que estamos, como en el ciberespacio de Gibson, ante una “alucinación consensuada”.

Me apresuro a aclarar que no me refiero al fenómeno del esteticismo, cuya denuncia tantos jornales nos ha dado a ganar, y los que restan todavía. Tampoco al espectacular ataque de moralina que les ha entrado a los eternamente junior posmodernos (hablo de los mayores de 50 años), al sentir de cerca el aliento de las siguientes generaciones. Resulta conmovedor leer ahora los alicaídos suplementos culturales. Finalmente, no aludo a las agresiones contra la sacrosanta libertad de los artistas.

No, lo que me sorprende es algo más sencillo y cotidiano, concerniente a la actualidad política, donde la referencia a la estética se ha convertido en arma arrojadiza. Cada vez que una conducta no es punible jurídicamente, ni reprobable éticamente, se acude, a falta de otros argumentos, a la censura estética como instrumento político. Será legal –dicen-, refiriéndose a un determinado comportamiento, pero no es estético.

¿Qué quieren decir con ello?

Antes, guardar las apariencias era señal de hipocresía. Ahora, cuidar las apariencias se ha convertido en un imperativo estético.

¿Qué son las apariencias?

martes, 27 de mayo de 2008

Artefactos temporales

(François Perrier. El tiempo devorando las obras de arte)

Carmen González García, artista, acaba de defender brillantemente su tesis doctoral con el título: Artefactos temporales. El uso del tiempo como material en las prácticas artísticas contemporáneas.
Destaco una reflexión final.
"Y ya que hemos incluido la palabra “tiempo” en nuestro vocabulario artístico, me gustaría terminar esta presentación usando esa palabra. Ya en la página 196 de la tesis planteé la siguiente pregunta: “¿No es posible incorporar de igual modo el tiempo en la lista de materiales que observamos en las cartelas explicativas con el título de las obras?” Y contesté lo siguiente: “Sostengo que esto no sólo es perfectamente legítimo, sino que además es muy deseable. Pues, aunque inicialmente pudiera parecer desconcertante, si el tiempo asociado a otros materiales es un elemento que se usa con plena conciencia de los significados que genera y de las particularidades que implica, ese reconocimiento sería algo clarificador para el espectador. La posibilidad que el arte nos brinda de otorgarle al tiempo la cualidad de ser material artístico conlleva, por tanto, que se le reconozca como un recurso más”.

viernes, 23 de mayo de 2008

El anuncio de la hora incierta


Si los personajes de las novelas, dice Kundera, nacen de un gesto, ¿qué personaje saldría de un niño que mira un anuncio de Nitrato de Chile? El cartel es sencillo y expresivo: un jinete en sombra se recorta sobre un fondo de sol. Hay una sugerencia “abonad con” y en grandes letras “Nitrato de Chile”. La rotundidad de la imagen está acompañada por el texto. Forman una unidad. Las dos, imagen y letras, en su simplicidad recrean un mensaje de gran impacto visual.

En una época de posguerra en la que son raros los anuncios en el campo, éste hace de intermedio entre el campo y la ciudad. No está en vallas (todavía no han invadido el campo), pero sí en placas de azulejo pegadas a las casas, a las tiendas, en las solitarias casetas de los peones de caminero. Es, más que un anuncio publicitario de un producto, una seña de identidad. No es el anuncio del cowboy en las manadas de vacas, que tantas identidades concitó en los cines de barrio. No es una estampa viril y dominante. Es una figura a caballo que pasea relajada, con una mano en la cadera, entre los trigales, apenas entrevistos. El sombrero le protege de un sol amarillo, no oro, en los azulejos cada vez más descoloridos.

Lo que el cartel ayuda a construir es una identidad visual. Es una estampa de lo sublime cotidiano: un jinete en los campos. Pero la silueta en negro hace que brote algo extraordinario de lo ordinario, algo enigmático, la promesa de un cambio, de un viaje. No tanto, o sólo, hacia dónde se puede ir, sino de lo que viene: Chile. La figura es el viaje de ida, el texto el viaje de vuelta. En un medio donde no hay grandes cambios aparece algo del otro lado del océano. En el campo, el anuncio de Nitrato de Chile no equivale a lo que en el ambiente urbano es el anuncio de los mares del sur. Ésta es la imagen de la huida, aquélla de sitios distintos, pero que serán familiares.

Ese cartel es contemplado por varios, en distintos lugares, en diferentes tiempos. Pero también por la misma persona. Y así nacen las novelas. Es un anuncio de identidades híbridas. El niño ha visto el cartel en el campo y en los sacos de abono. En éstos, el diseño se estiliza todavía más, todo es en negro, como un tampón sobre el sargo duro y áspero. No hay mucho tiempo, el trabajo apremia. En el campo no hay poesía. Más tarde lo ve luminoso en los anuncios de la ciudad. El niño no es del campo, tampoco es de la ciudad. Está en esa edad en la que el anuncio es éso, como él, una promesa, una invitación y un interrogante. Pero en el campo no hay promesas, sino repetición. No sabe si la promesa va dirigida a él y duda. Se estremece ante esa sombra contra un fondo de luz: puede significar una aurora o un ocaso. Es el anuncio de la hora incierta.

sábado, 17 de mayo de 2008

Breves profanos

· Nuestros ateos son gente piadosa.

· A falta de argumentos producción de símbolos.

· Los centros de arte contemporáneo: supermercados de trascendencia prêt-à-porter.

· La industria de la cultura sobrevive criticando un poco a la industria cultural.

· Es más barato practicar la caridad que financiar la justicia.

· No hay mejor madre para el artista que la Administración.

· Ser auténtico resulta hoy carísimo.

jueves, 15 de mayo de 2008

sábado, 10 de mayo de 2008

viernes, 9 de mayo de 2008

Debbie

Comentario icónico al post de Agustín Fernández Mallo






“Así pues el rostro de Debbie fue atravesado por las agujas, y fue
después cuando descubrí lo que simbolizaban: la que atravesaba los ojos, el fuego;
la de la nariz, el aire; la de la boca, el agua; y la del cuello, la tierra; la quinta que se ve en el vídeo representa el espíritu. Había trabajado surrealísticamente sindarme cuenta. Sólo después uno entiende el significado y puede explicarlo” (Giger).
(Tomado del excelente trabajo de Carlos Arenas Orient)






Satanismo harkonnen de bajo consumo

miércoles, 7 de mayo de 2008

Tecnologías cartesianas en versión New Age

"So you want to write a completely new metaphysics? Why don't you use FreeMind? You have a tool at hand that remarkably resembles the tray slips of Robert Pirsig, described in his sequel to Zen and the Art of Motorcycle Maintenance called Lila".

Pirsig's pearls
· "The Buddha resides as comfortably in the circuits of a digital computer or the gears of a cycle transmission as he does at the top of a mountain.
· Metaphysics is a restaurant where they give you a 30,000 page menu and no food".
(Nuevo método de adelgazamiento para el sujeto posmoderno.

domingo, 4 de mayo de 2008

Democracia, ciudadanía y nuevas tecnologías



Es recomendable la lectura del libro de Cleia Colombo Vilarrasa, titulado e-Participación. Las TIC al servicio de la innovación democrática, y que edita la UOC en la colección TIC.CERO, de la que sobresalen algunos ejemplares realmente interesantes, alguno de los cuales ya he comentado en este blog. Es un librito claro, bien informado, pedagógico, de juicio ponderado y que no obvia el debe y haber en los temas tratados.

Todo ello se pone de manifiesto si, como sugiero, se empieza a leer por el último epígrafe: “¿Nuevas prácticas participativas o herramientas al servicio de las viejas formas?". Como ya me ha ocurrido con otros libros de la colección de la UOC lo último debería ser lo primero, ya que de lo contrario o bien predomina el recorrido histórico o se queda en lo descriptivo, pero faltan las propuestas vinculadas a la situación actual. Hay que reconocer, no obstante, que en este caso, como en los otros, el problema no está en el libro (excelente) sino en las expectativas que despierta un título tan amplio como atractivo, obligadas a satisfacer en un espacio relativamente breve.

El núcleo del problema me parece estar en qué se entiende por participación y desde qué perspectiva, lo que afecta decisivamente al balance de la innovación democrática. Pues no es lo mismo el enfoque de la Administración que el de los ciudadanos, y aquí se echa un poco de menos la recogida de iniciativas que partan de estos últimos.

La autora confiesa que se “centra en los procesos participativos impulsados desde las administraciones públicas”, de los que analiza algunos ejemplos. Más concretamente en los referidos a la democracia representativa, teniendo en cuenta las oportunidades que ofrecen las TIC, y en un contexto generalizado de desafección democrática. Se declara “optimista moderada”, ya que no resuelven los problemas de la democracia representativa, pero contribuyen a minorarlos. Hay avances en lo referente a la información y la comunicación, menos en cuanto a la deliberación y prácticamente nulos en cuanto a la decisión. Todo se vuelve más ágil, transparente y cercano.

Pero, ¿cambian las formas? ¿Es casual este balance? Me temo que no. El punto de vista de la Administración con las TIC es bíblico: dejad que los ciudadanos se acerquen a mí. Lo que está muy bien, pero no basta y, sobre todo, no debería confundir. Pues no se sale de un “minoría de edad” que el ciudadano ilustrado debería combatir como sucedáneo. Desde el punto de vista del ciudadano la cuestión es si las TIC nos permiten hacer cosas distintas o las mismas cosas de manera distinta. Si no se pasa de lo administrativo a lo político, de recibir información a participar en la decisión, entonces es mejor llamar a las cosas por su nombre, y dejar los deseos participación y la innovación democrática para tiempos mejores.Las TIC no sólo servirían para saber lo mucho que la Administración y el Gobierno se preocupan de los ciudadanos, sino también para aumentar las posibilidades que tienen éstos de hacer algo por y para sí mismos.